Martin Lutero Reformista

Martin Lutero lider de la reforma protestante, fue un monje catolico agustino, nacido en Eisleben, el 10 de noviemble de 1483, preocupado siempre por la salvacion del alma,

Lutero que afirmaba tener apariciones del "diablo", evidencia propia de desequilibrios mentales quizas, entro a la orden de los agustinos, producto de una promesa hecha por causa de una tormenta, Lutero prometio entrar como monje si Dios salvaba su vida, lo cual determina su falta de vocacion y posterior abandono de la profesion pastoral verdadera.

Lutero no era alguien progresista que se ponga del lado del pueblo ante la injusticia social imperante en ese entonces, la reforma triunfo por que fue apoyada por nobles y principes que les convenia tener una religion que ellos mismos controlaban, "la religion estatal" la situacion continuo con gran desigualdad social con los ricos mas ricos y los pobres mas pobres, como respuesta los principes protestantes asesinaron a miles de campesinos que se rebelaron frente a las desigualdades de la epoca, sus crimenes fueron apoyados y alentados por Lutero.

Pero el reformador aleman tiene otra faceta menos conocida o mas bien que tratan de ocultar sus seguidores, su mas profundo y visceral antisemitismo... Siempre se trato de tapar esta faceta justificandolo con frases de tipo teologico como tratando de bajarle el tono a su odio hacia los judios, tampoco se podria decir que los escritos eran antiguos y que su forma de ser habia cambiado por la tolerancia y el amor al projimo una vez ya afuera de la iglesia catolica, ya que su escrito antijudio llamado "los judios y sus mentiras" fue escrito en 1543 ya sobre el final de su vida...

En la edicion de este libro dice claramente: "Habí­a decidido no escribir nunca más, ni de los judios, ni contra los judí­os. Sin embargo, como quiera que esta malvada y miserable gente no cesa de tratar de destruir a los cristianos, he permitido que este pequeño libro salga adelante para todos aquellos que han resistido tan venenosa acometida de los judí­os y así­ advertir a los cristianos para que permanezcan en guardia contra ellos. Yo no podría creer que un cristiano se permitiera a sí mismo ser engañado por los judíos y tomar parte de su destierro y miseria. Pero el diablo es el dios de este mundo, y donde no está la palabra de Dios, él se mete fácilmente, no sólo entre los débiles, sino también entre los fuertes. Dios nos ayude. Amén." (Martín Lutero refiriéndose a la edición del libro "Sobre los judios y sus mentiras")

En el libro "Sobre los judios y sus mentiras" publicado en 1543, escribió salvajemente que debían realizarse contra los judíos acciones como quemar las sinagogas, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a los rabinos, aplastar y destruir sus casas, incautarse sus propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos "gusanos venenosos" a realizar trabajos forzados o expulsarlos para siempre.

Mas frases polemicas de Lutero:

"Los judíos son pequeños diablos condenados al infierno (E: 32, p: 276) tal vez los cristianos delicados y blandos de corazón creerán que soy demasiado drástico y riguroso contra los pobres, afligidos judíos, y crean que los ridiculizo y los trato con mucho sarcasmo. Por mis palabras, soy demasiado débil para ser capaz de ridiculizar tan satánicos engendros. Estaría contento de poder hacerlo, pero ellos son mucho más adeptos de la burla que yo y poseen un Dios que es un maestro en este arte, o sea el mismísimo diablo (E. 32, p. 286). Aunque no hubiera otra evidencia que el Antiguo Testamento yo mantendría, y ninguna persona podría cambiar mi opinión, de que los judíos tal como son hoy, son una verdadera mezcla de todos los malévolos y depravados bribones que hay en este mundo, que se han dispersado en todos los países, al igual que los tártaros, gitanos y gente así, para afligir a todas las diferentes naciones con su usura, escupir sobre los demás y traicionar, envenenar, embaucar y raptar niños, abreviando, para practicar toda clase de injurias y actos deshonestos."

Tambien dijo:

"Aquellos judíos que profesan la carrera de cirujanos o doctores despojan de salud y bienestar a los cristianos que usan de sus medicamentos, por que tales doctores judíos hacen con ello un favor especial a su Dios si atormentan y asesinan furtivamente a los cristianos, y nosotros como ingenuos que somos, todavía socorremos a nuestros enemigos y a sus diabólicos usos en el momento en que nuestras vidas están en peligro, lo cual es probar la paciencia de Dios."

Entre otras cosas decia:

"Tan pronto como mi principal asunto (advertiros de los judíos) haya sido efectuado, me consagraré a la expulsión de los judios. El conde Albrecht es hostil hacia ellos y los ha abandonado ya, pero no son molestados por nadie. Con la ayuda de Dios ayudaré al conde con los sermones que hago desde el púlpito para que los abandonen."

Y luego dijo:

"A vuestro lado también hay muchos judíos viviendo en el país, haciendo mucho daño... deberíais saber que los judíos blasfeman y violan día a día el nombre de Nuestro Salvador... por esta razón, señores y hombres con autoridad, no deberíais tolerarlos, sino expulsarlos. Ellos son nuestros enemigos públicos e incesamente blasfeman de Nuestro Señor Jesucristo, llaman una prostituta a Nuestra Virgen María y un bastardo a su Hijo Sagrado y a nosotros nos dan el epíteto de imbéciles y engendros.
Si pudieran asesinarnos, lo harían alegremente y de hecho muchos de ellos matan a cristianos , especialmente aquellos que profesan como cirujanos y doctores. Saben como tratar los medicamentos a la manera de los italianos -los Borgia y los Medicis- que daban venenos a la gente proporcionándoles la muerte en una hora o en un mes. Por lo tanto, combátelos severamente porque no hacen sino blasfemar extremadamente al Señor, tratan de robar nuestras vidas, nuestra salud, nuestro honor y pertenencias...
Por esta razón no puedo tener paciencia ni tener una conversación con estos blasfemos y delirantes violadores del Salvador. Como buen patriota quiero daros esta advertencia por última vez para que no participéis en pecados ajenos. Deberíais estar seguros de que solo deseo lo mejor para vosotros, príncipes y súbditos (E. 62, p. 189)".


La iglesia luterana fue fundada por este hombre, es acaso la iglesia verdadera? O se lo vio a Jesus alguna vez hablando de esa forma con tanto odio siendo Jesus judio?

COMENTARIO

Mas bien me parece que Martin Lutero fue un precursor antisemita mucho antes que Hitler.
Y si a Hitler se le juzga por su actitud hacia los judios, a éste supuesto "reformador" e "inventor" de la religion evangélica y protestante se le deberia dar el mismo trato.


 

 

 

 

Pero fue el alemán Lutero quien en 1543 escribirá el que es considerado el primer tratado moderno antisemita “Sobre los judíos y sus mentiras”. Lutero decía que debían quemarse todas las sinagogas judías, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a los rabinos, “aplastar y destruir” sus casas, incautarse de su propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos “gusanos venenosos” a realizar trabajos forzados o expulsarlos “para siempre”.

“Primero, sus sinagogas o iglesias deben quemarse… En segundo, sus casas deben asimismo ser derribadas y destruidas… En tercer lugar, deben ser privados de sus libros de oraciones y Talmudes en los que enseñan tanta idolatría, mentiras, maldiciones y blasfemias. En cuarto lugar, sus rabinos deben tener prohibido, bajo pena de muerte, enseñar jamás… La furia de Dios contra ellos es tan grande que están cada vez peor… Para resumirlo, estimados príncipes y nobles que tenéis judíos entre vuestras posesiones, si mi consejo no os es suficiente, buscad otro mejor para que vosotros, y todos nosotros seamos libres de esta insoportable carga diabólica”. Lutero. Sobre los judíos y sus mentiras.

“¿Quién les impide a los judíos volver a Judea? Nadie… Les proveeremos todas las provisiones para el viaje, para vernos por fin libres de ese repulsivo gusano. Para nosotros, ellos son una grave carga, la calamidad de nuestra existencia. Son una peste enclavada en nuestras tierras”. Lutero. Sobre los judíos y sus mentiras.

En opinión del historiador Dr. Robert Michael, parece ser que Lutero aprobaba el asesinato de judíos.

“Yo les arrancaría la lengua de la garganta. Los judíos, en una palabra, no deben ser tolerados”. Lutero. Sobre los judíos y sus mentiras.

También les acusa de dedicarse al hurto y a la usura

“Si no fueran tan ciegos, su despreciable vida externa los convencería de la verdadera naturaleza de su penitencia. Ya que abunda en brujería, signos de magia, figuras y el tetragrama del nombre, eso es, con idolatría, envidia y vanidad. Además, no son más que ladrones y asaltantes que diariamente no prueban bocado y visten ropa que nos han robado y hurtado por medio de su maldita usura. De este modo viven día a día, junto con esposa e hijo, de robo y hurto, como archiladrones y asaltantes, en total impenitente seguridad. Para un usurero es un archiladrón y asaltante que debería ser colgado en la horca siete veces más alto que otros ladrones. En efecto, Dios debería profesar desde el cielo sobre tal hermosa penitencia y mérito a través de su santo ángel y volverse flagrante, mentiroso blasfemo por el bien de la sangre noble y los santos circuncisos que se jactan de ser santificados por los mandamientos de Dios, a pesar de que los pisotean a todos y no conservan ni a uno de ellos”. Lutero. Sobre los judíos y sus mentiras.

Durante la guerra de los campesinos de 1524, Lutero apoyó a las autoridades feudales para que mataran indiscriminadamente a los campesinos hambrientos y desobedientes. En su predicación decía:

"Contra los asesinos y ladrones campesinos, en esto mojo mi pluma en sangre". [LM180], y "llamo a los príncipes a matar a los ofensivos campesinos como perros rabiosos, a apuñalarlos, a estrangularlos y destruirlos como mejor puedan y así recibirán los príncipes la promesa del cielo." [SL44]

“Lo que entonces escribí lo vuelvo a escribir ahora: que nadie tenga misericordia de los campesinos contumaces, obstinados y obcecados, que no se dejan decir nada; el que pueda, y como pueda, que les pegue, los hiera, los degüelle, los muela a palos como a perros rabiosos, […] con el fin de conservar la paz y la seguridad. […] El burro pide palos y el pueblo quiere que se le gobierne con fuerza; esto lo sabía muy bien Dios y, por eso, puso en manos de la autoridad no la cola de zorro, sino una espada”. Martin Lutero. Carta sobre el duro librito contra los campesinos. 1525

Sus consejos fueron literalmente seguidos. Las peleas se transformaron más en masacres que en batallas y los pobres campesinos fueron asesinados como animales en el campo.
Lutero se casará con la monja Katherina von Bora con quien tendrá varios hijos. No obstante tendrá una opinión muy peyorativa respecto a las mujeres. En una predicación sobre las embarazadas decía:

“Dejen nos tener su hijo y hagan lo que puedan; si mueren: benditas sean porque seguramente morirán en la noble labor y de acuerdo a la voluntad de Dios... Han visto que débiles y enfermizas son las mujeres infértiles; aquellas bendecidas con muchos hijos son mas sanas, mas limpias y más felices. Pero si eventualmente se desgastan por tener hijos y se cansan y se mueren, eso no importa. Dejen que mueran pariendo, para eso están aquí." (Martín Lutero, Sobre la Vida Matrimonial, 1522)

Los últimos años de la vida de Lutero fueron caracterizadas por su mala salud y nuevas preocupaciones sobre el papel mesianico de Jesus. Esto lo llevo hacia un enfrentamiento con el judaismo, el cual el aborrecia.
Durante el juicio de Nuremberg a los Nazis alemanes por sus crímenes de guerra, estos justificaron el asesinato de 6 millones de judíos usando el libro de Lutero “Sobre los judíos y sus mentiras”. En el Tribunal alegaron en su defensa que no habían hecho otra cosa más que ejecutar lo que Martín Lutero había ordenado cuatro centurias antes.
Después de todo, entre los viles ataques de Lutero contra los judíos se encuentran expresiones como:

"Sus alientos apestan por el oro y la plata de los infieles; porque no hay gente sobre la tierra que sea, haya sido o Será, más avara que ellos, como pueden ser vistos en su maldita usura. Entonces sepan, mis queridos cristianos, que después del diablo, no hay nada más agrio, más ponzoñoso, mas vehemente y enemigo que un verdadero judío que realmente desea ser judí... ¿Acaso no su Talmud y sus rabinos escriben que no es pecado si un judío mata a un infiel, pero que si es pecado si mata a un hermano en Israel? No es pecado si no mantiene su juramento a un infiel. Entonces, el robar y asaltar -como lo hacen con sus prestamos - a un infiel, es un servicio divino... ¿Qué debemos de hacer con este rechazado y condenado, pueblo judío?... (Lutero, Sobre los Judíos y sus Mentiras, 1543)

Así quejándose de como "los cristianos habían sido torturados y perseguidos por los judíos en todo el mundo", Lutero ofrece su "sincero consejo"

"préndale fuego a sus sinagogas o escuelas y entierren y cubran con tierra todo aquello que no se pueda quemar...Yo aconsejo que sus casas sean arrasadas y destruidas... Yo aconsejo que todos sus libros de rezos ... en los cuales tales idolatrías, mentiras, maldiciones, y blasfemias se enseñan, quítenselos, ... y que a sus rabinos se les prohíba enseñar de allí en mas, bajo pena de perdida de vida o miembros...que los salvoconductos en los caminos sean abolidos completamente para los judíos... y que todo sus tesoros de plata y oro se les sean quitados....
Pero si las autoridades se rehúsan a usar la fuerza para restringir al diabólico atropello de los judíos, entonces los judíos, como hemos dicho, deben de ser expulsados de sus países y ordenados a volver... a Jerusalén, a donde puedan mentir, maldecir, blasfemar, difamar, asesinar, robar, asaltar, practicar la usura, burlarse y regodearse en todas esas infames abominaciones que ellos practican entre nosotros y que se vallan....nuestro Señor el Mesías, nuestra fe y nuestra iglesia incorrompida y descontaminada de su diabólica tiranía y maldad." (Lutero, Sobre el Judío y sus Mentiras 1543[SH248])


Martin Lutero odiaba a los Judios, Antisemitismo de lutero

un tema interesante es saber que martín Lutero padre, de la reforma protestante también era un gran antisemita, quien predicaba un marcado odio a los judíos en sus cartas eruditas, algunos expertos en teología protestante han tratado de juztificar su legado anti judío explicándonos que su antisemitismo era meramente religioso, y no racial, pero cuando utilizaba términos como “cerdos”, “blasfemos”, “perros”, “destruirlos”, “expulsarlos”, el rechazo y nacionalismo sobresale ante estos vagos pretextos. 

Según Franklin Sherman, editor del volumen 47 de la edición americana de las Obras de Lutero, Los escritos de Lutero contra los judíos, explica, no constituyen «solamente un conjunto de juicios teológicos mesurados, serenos y discretos. Sus escritos se ven repletos de rabia y, de hecho, de odio contra un grupo humano identificable, y no solo en contra de un punto de vista religioso. 

es aqui cuando se traduce del Alemán al ingles una seguida de diez volúmenes de trabajos de Lutero llamados American Edition, Luther’s Works, vol, editado por H. Lehmann, Fortress, 1963, de este cuando nos damos cuenta de que sus obras escritas durante su vejez van acrecentando su ira y prepotencia exhortando a la violenta expulsión de los judíos de toda Alemania y aconsejando a los nobles de Europa a toda clase de rechazo y maltratos hacia estos. 

ESTOS LIBROS NO SE ENCUENTRAN EN NINGUNA LIBRERÍA PROTESTANTE, DEBIDO A SUS INCENDIARIAS IDEAS. 


La inquisición protestante

En la Historia no hay nada más incorrecto que aseverar que la Reforma Protestante fue un movimiento a favor de la libertad intelectual. La verdad es que fue todo lo contrario. Para los luteranos y calvinistas, es cierto, representó su libertad de conciencia, pero el concederles esto a los demás, es falso, no mientras ellos dominaran la escena. La eliminación completa de la Iglesia Católica y de todo lo que se les oponía en su camino, fue considerado por los reformadores como algo perfectamente natural.

Cayendo en los mismos pecados

Desde el principio, la rebelión espiritual de Lutero desató la avaricia. Los gobernantes alemanes, los monarcas escandinavos y Enrique VIII de Inglaterra, tomaron ventaja del rompimiento con el tutelaje papal, apropiándose tanto de la riqueza como del control de la Iglesias respectivas.

Las normas y directrices marcadas por los líderes protestantes, fueron absolutamente igual de intolerantes que las de la Iglesia Católica con su particular Inquisición. Se implantó la asistencia obligatoria a los sermones protestantes bajo pena de castigo, toda enseñanza y práctica religiosa que se desviara de las regulaciones prescritas, se castigaban. A los clérigos no se les permitía oficiar misa ni se permitía a los feligreses asistir a ésta. Fue prohibido bajo pena de castigo severo, el tener imágenes y esculturas religiosas aún dentro de las casas. Muchas bellas pinturas, monumentos y antiguas obras de arte dentro de las iglesias católicas, fueron destruida en nombre del Cristo de Lutero. Aquella persona que se negara a asistir al culto público, se le daba un plazo de ocho días para salir de los límites de la ciudad, y los ciudadanos católicos, se les prohibió el asistir a los lugares de culto, bajo severos castigos.

Persecuciones inquisitoriales protestantes

En Inglaterra, Seis monjes cartujos y uno de la orden Brigidina fueron colgados, el obispo de Rochester, san Juan Fisher, fue decapitado. En mayo y junio de 1535, otros fueron desollados en vida, ahogados y descuartizados, por negar que Enrique VIII fuera la Cabeza Suprema sobre la tierra de la Iglesia de Inglaterra. Cuando Enrique VIII comenzó su persecución, había unos mil monjes dominicos en Irlanda, solo cuatro sobrevivieron cuando Elizabeth llegó al trono treinta años después. En un acta firmada por los Comisionados del Parlamento de Inglaterra, decretaron que cada “sacerdote romano” debería ser colgado, decapitado, descuartizado, sacarle las entrañas y quemarlas, así como colocar su cabeza sobre un poste en un lugar público. Al final, fueron escasísimos los sacerdotes que quedaron en toda la isla.

Opositores en Irlanda también soportaron horribles sufrimientos. Hubo casos registrados en los que se les arrancaron a tirones sus dedos, a los que se les chamuscó el cuerpo por medio de hierros candentes, a los que se les rompían las piernas. Sus esposas también eran azotadas en público.

La ejecución más infame en Ginebra fue la de Miguel Servet, un médico español que negaba la Trinidad, fue una especie de gnóstico panteísta. Había conocido a Calvino y éste último declaró, el 13 de febrero de 1547, en una carta a Farel: Si él viene (a Ginebra), prevalecerá mi autoridad y no permitiré que vuelva a casa con vida. El arribo de Servet a Ginebra, el 13 de agosto de 1553, fue detectado casi en el momento. Por medio de instigaciones fue arrestado y puesto en prisión. El 26 de octubre, el Consejo ordenó que se quemase a Servet al día siguiente.

La persecución, incluyendo la pena de muerte por herejía, no es una exclusiva falta del catolicismo. Con claridad comprobamos, que es también un error de los protestantes y un punto ciego de la Edad Media y Moderna, donde lo que primaba no era tanto la fe o el creer en Dios, sino utilizar a éste, para dominar y controlar en su nombre determinados territorios, y con ello asegurarse el poder y el control social.


https://es.scribd.com/doc/99835123/INQUISICION-LUTERANA 


La historia detrás de las 95 quejas de Lutero contra la Iglesia

 

En 1510, cuando a sus 27 años llegó a Roma por primera vez, el monje Martín Lutero estaba impaciente por conocer la ciudad que consideraba más cercana al cielo. Devoto, peregrinó por dos meses desde Alemania hasta el corazón de la Iglesia católica, que lo recibió harapiento, penitente y desgastado, como se esperaba de un monje sacrificado como él. No podía estar más emocionado. La metrópoli no se parecía a los pueblos y aldeas que había conocido, y la época era especial. Miguel Ángel trabajaba en la Capilla Sixtina, Rafael decoraba el apartamento privado del papa, el Renacimiento campeaba y todo parecía mágico. Pero el benedictino, un hombre de principios férreos y lógicos, se sintió abofeteado por la realidad que encontró.

La impronta de San Pedro y los restos de cientos de mártires y santos palidecían ante la corrupta burocracia de la Iglesia, que operaba como una corporación de tentáculos económicos y brazo militar. La ciudad, como la describió, “un lugar espiritual lleno de gente sin espíritu”, vivía en torno a la riqueza generada por la religión. Lutero sufrió con la hipocresía eclesiástica, que señalaba al dinero como la raíz de todo mal, pero lo prestaba a interés, lo derrochaba en construcciones, festines absurdos y caravanas de celebración o pujas de poder contra Venecia. Para financiarse, el papado de Julio II cobraba por el más mínimo gesto, acta o permiso, y explotaba descaradamente su monopolio de la salvación. En un momento en el que la peste acechaba, la muerte rondaba y nadie quería pasar la eternidad en el purgatorio. Era un negocio sencillo y muy rentable.

Lutero pagó una suma para entrar a las catacumbas de San Calixto, ver los restos de 46.000 mártires y hasta para comprar una ‘indulgencia’, un pase comercializado por la Iglesia (gran fuente de sus ingresos) para evitarle al portador pasar por el purgatorio. Confirmó en carne propia la mercantilización del miedo y de la fe, y esto lo perturbó.

Regresó destruido y confundido a su monasterio en Erfurt. “Por más que viva irreprochablemente como un monje, me veo como un pecador lleno de culpa”, escribió. Trataba de limpiar su alma confesándose por horas cuatro veces al día. Y justo al borde del quiebre con un Dios que decía odiar, sintió que la providencia le lanzó un salvavidas. En 1511 su comunidad lo envió al pueblo de Wittenberg, donde encontró alivio gracias a su superior Johann von Staupitz, quien reconoció sus virtudes y le encargó enseñar estudios bíblicos en la universidad del pueblo, recién fundada por un hombre que resultaría clave en su vida: Federico III, el Sabio, príncipe de Sajonia.

Lutero, obsesivo en lo que asumía, se sumergió en la Biblia. La leyó en latín, griego, hebreo, y así encontró la revelación que cambió el curso de la historia. Según interpretó en las escrituras sagradas, la relación entre el hombre y Dios no requería intermediarios. Ese postulado le dio una paz que jamás había vivido. “Siento que nací de nuevo”, aseguró, “y que entré por las puertas del cielo”.

Años después, en 1517, en Roma, el papa León X, sucesor de Julio II, había dado rienda suelta a sus gustos estrafalarios, entre estos la caza de jabalíes salvajes y fiestas para las que encargaba tortas gigantes de las cuales salían niños. León X tenía en sus manos el proyecto de construir la basílica de San Pedro y, víctima de su desperdicio, miró a sus súbditos para llenar las arcas. Reclutó al dominico Johann Tetzel para mover la fe y vender indulgencias para seres vivos e incluso para sus familiares muertos. La salvación estaba a la mano de quienes pudieran comprarla. Y miles lo hicieron.

Muchos académicos atribuyen a Tetzel el primer eslogan publicitario. Lanzó en el mercado su frase “Tan pronto la moneda suena, sale del purgatorio el alma buena” y tuvo amplia resonancia. Con el tiempo los efectos se sintieron en Wittenberg. Los creyentes que pagaban por indulgencias se las mostraban a Lutero para probarle que ya no necesitaban confesarse, estaban salvados.

Lutero no se cruzó de brazos. Determinado a suscitar una discusión académica, el 31 de octubre de 1517 clavó 95 postulados en latín en la puerta de la iglesia de Wittenberg. El Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias desafiaba el statu quo del poder papal y denunciaba su avaricia y abusos. Además retaba a sus emisarios para debatir el concepto de las indulgencias desde las escrituras. Los escritos desataron un movimiento que superó los alcances de su imaginación, una reforma tan poderosa que cambió la manera como millones de hombres y sociedades interactuaron con Dios.

Otros habían intentado cuestionar a la Iglesia, pero no habían contado con la imprenta de Gutenberg. Como asegura la revista The Economist, las tesis de Lutero volaron y lograron un efecto similar al que internet y las redes sociales tuvieron en la Primavera Árabe de 2011, el fenómeno social que estalló en Egipto. Sin duda, la imprenta fue protagonista, ayudó a propagar los postulados y llevó a la gente a darse cuenta de que sus quejas eran las de muchos otros. Una vez traducidos al alemán, sus postulados hicieron de Lutero un fenómeno editorial. Los muchos otros panfletos que escribió luego, en su toma y dame desafiante con el papado (algunos de los que acompañaba con ilustraciones para los analfabetas), y otros que incluso componía en forma musical se consumían como pan caliente. Como si fuera poco, sostenía que la gente debería poder leer la Biblia en su idioma vernáculo, y comenzó por traducir el texto sagrado al alemán. Con lo cual, sin quererlo, consolidó ese idioma como la simiente de esa nacionalidad.

Cuando llegó a Roma, el papa gritó “¡Hereje!” y envió un emisario para aplacar al disidente. Lutero lo devolvió con el rabo entre las piernas. León X amenazó entonces con excomulgarlo, una especie de muerte civil en ese punto de la historia. Si no rectificaba, la Santa Inquisición tendría que pasarlo por la hoguera. Lutero redobló su apuesta, escribió textos dirigidos a la nobleza alemana, también cansada del yugo de la Iglesia, y así encendió una nueva realidad política. Poco a poco se blindó contra el poder de la Iglesia. Cuando el anuncio de su excomulgación llegó a Wittenberg, Lutero lo quemó en una hoguera en la que proclamó que debían ir a buscarlo.

Y Federico el Sabio, orgulloso de lo que significaba Lutero para su región, lo protegió. No solo le salvó la vida en la crucial reunión en Worms, en 1521, en la que los poderes influyentes de Europa le pidieron rectificar sus posiciones, pero solo recibieron argumentos que fortalecían su postura. También lo escondió luego de esta para evitar que la Inquisición lo secuestrara. Roma trató de callarlo, pero las ideas y su vuelo tomaron aún más fuerza.

Lutero desencadenó una revolución a primera vista imposible, pero luego la odió visceralmente. Lo único que quería era establecer la relación hombre-Dios, salvar a la Iglesia, no cambiar la estructura social. Pero los hechos tomaron su propio impulso, y el mundo cristiano cambió para siempre, mientras el artífice del cambio pasaba al primer plano de la historia.