Profetisa y cantora de Israel, hermanastra de Moisés y hermana de Aarón, nacida en Egipto hacia el 1579 a.C. y muerta hacia el 1425 a.C. Hija de Amram y Yokebed, ambos de la tribu de Leví. Según el relato bíblico fue ella quien, a pesar de su edad avanzada, inició las danzas y los cantos para dar gracias a Dios por el milagroso paso del Mar Rojo que permitió al pueblo de Israel escapar de Egipto. María se encontraba a la cabeza de las mujeres del pueblo de Israel.
María era bastante más mayor que Aarón y que Moisés, tal y como se desprende del hecho de que su madre Yokebed, le encargarse cuidar de su hermanastro Moisés. La primera aparición de María en el relato bíblico quizá aparezca en Éxodo 2:3,4, cuando se narra como Yokebed deja a Moisés en el Nilo para salvarle de las iras del faraón. Pese a que fue Miriam quien salvó la vida de Moisés, parece ser que estuvo más unida a su hermano Aarón, probablemente debido a que ambos se criaron juntos mientras Moisés permanecía en el exilio forzoso de Madián. La figura de María no vuelve a aparecer hasta que el pueblo de Israel se encuentra en su largo peregrinaje por el desierto.
Ya en el desierto, María, junto con su hermano Aarón criticaron a Moisés por la forma en que éste había dirigido al pueblo en la travesía por el desierto y por el hecho de haber contraído matrimonio con una etíope. Parece ser, así lo han interpretado los estudiosos bíblicos, que fue María la que instó a su hermano Aarón para enfrentarse con Moisés y que fue ella la que tomó la palabra y la que llevó el peso de dicho enfrentamiento. El enfrentamiento entre los hermanos se saldó con la expulsión temporal del campamento y, según la Biblia, con el castigo divino de la lepra para María por la deslealtad hacia su hermano. Al cabo de siete días, y al parecer por intercesión del Moisés, María fue perdonada y regresó al campamento, no obstante, el don de la profecía la había abandonado definitivamente. Desde este momento María desapareció por completo del relato bíblico y tan sólo se la vuelve a citar para decir que falleció en Cadés, en el desierto de Sin, poco antes de que los israelitas lograsen alcanzar la Tierra Prometida. Aparece citada en los pasajes bíblicos del Éxodo 15:20,21 y de Números 12,20.
María, la hermana de Moisés
Nombre griego de persona equivalente al hebreo Miriam. Nació cerca del año 527 antes de Cristo en Egipto. Sus padres
eran Jocabed y Amran, y era la mayor de tres hijos. Sus hermanos eran Moisés y Aarón. Sus padres eran hebreos de la tribu de Leví; más tarde fueron designados como
una tribu sacerdotal. Ellos eran piadosos y creyentes, y son mencionados en los héroes de la fe en Hebreos 11:23. Sus padres y abuelos nacieron y vivieron como
esclavos toda su vida en Egipto. De la misma manera, la Biblia nos presenta que María nació y vivió como esclava en Egipto los primeros 80 años de su vida. Podemos
considerar que su vida fue difícil y que enfrentó la esclavitud en una tierra extranjera. |
Como hermano mayor y hermana, ellos tratan de decir a Moisés que hacer, y ellos se caen del segundo mejor con Dios.
12:1
María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que Había tomado, porque él Había tomado por mujer a una cusita.
2
Ellos dijeron: –¿Acaso Sólo por medio de Moisés ha hablado Jehovah? ¿No ha hablado también por medio de nosotros? Y lo Oyó Jehovah.
3
Moisés era un hombre muy manso, Más manso que todos los hombres que Había sobre la faz de la tierra.
4
Repentinamente Jehovah dijo a Moisés, a Aarón y a María: –Id vosotros tres al Tabernáculo de Reunión. Y fueron los tres.
5
Entonces Jehovah Descendió en una columna de nube, se detuvo a la entrada del Tabernáculo y Llamó a Aarón y a María. Ellos dos se acercaron,
6
y él les dijo: –Oíd mis palabras: Si tuvieseis un profeta de Jehovah, yo me Manifestaría a él en Visión o Hablaría con él en sueños.
7
No es Así con mi siervo Moisés, quien es fiel en toda mi casa.
8
Cara a cara hablo con él, en persona, y no por enigmas. Y él contempla la apariencia de Jehovah. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo, contra Moisés?
9
Entonces el furor de Jehovah se Encendió contra ellos. Y se fue.
10
Cuando la nube se Apartó de encima del Tabernáculo, he Aquí que María Quedó leprosa, blanca como la nieve. Aarón se Volvió hacia María, y he Aquí que estaba leprosa.
11
Entonces Aarón dijo a Moisés: –¡Ay, señor Mío! Por favor, no pongas sobre nosotros el pecado, porque locamente hemos actuado y hemos pecado.
12
Por favor, no sea ella como el que sale muerto del vientre de su madre, con la mitad de su carne consumida.
13
Entonces Moisés Clamó a Jehovah diciendo: –¡Oh Dios, Sánala, por favor!
14
Jehovah Respondió a Moisés: –Si su padre le hubiera escupido en su cara, ¿no Quedaría avergonzada durante siete Días? Que sea recluida fuera del campamento durante siete Días, y después Será
readmitida.
15
Así María fue recluida fuera del campamento durante siete Días. El pueblo no se puso en marcha hasta que María fuera readmitida.
16
Después Partió el pueblo de Hazerot y Acampó en el desierto de Parán.
Números 12:1-16
Miriam lo miro’ a Moisés, después de colocar al bebe en el barco, Éxodo 2:1-10
Miriam era la hermana mayor de Moisés, quien continué a vigilarlo después de colgar al bebe en el barco dentro del en las cañas de papiro en el lado del río Nilo.
Después de hablar con la hija del faraón que había encontrado al bebé, Miriam organizado para el bebé Moisés para ser atendidos.
En el futuro, Miriam habra algo importante en los israelitas, cuarenta años en el desierto.
Uno de los significados en hebreo del nombre Miriam es: estrella del mar.
2:1 Cierto hombre de
la tribu de Leví Tomó por esposa a una mujer levita.
2 Esta Concibió y
dio a luz un niño; y al ver que era hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses.
3 No pudiendo
ocultarlo Más tiempo, Tomó una arquilla de juncos y la Recubrió con asfalto y brea. Colocó en ella al niño y lo puso entre los juncos a la orilla del Nilo.
4 Su hermana se
mantuvo a distancia para ver lo que le Acontecería.
5 Entonces la hija
del Faraón Descendió al Nilo para bañarse. Y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del Nilo, ella vio la arquilla entre los juncos y Envió a una sierva suya para que la tomase.
6 Cuando la Abrió,
vio al niño; y he Aquí que el niño lloraba. Y teniendo Compasión de él, dijo: –Este es un niño de los hebreos.
7 Entonces la
hermana del niño Preguntó a la hija del Faraón: –¿Iré a llamar una nodriza de las hebreas para que te Críe al niño?
8 La hija del Faraón
Respondió: –Vé. Entonces la muchacha fue y Llamó a la madre del niño.
9 Y la hija del
Faraón le dijo: –Llévate a este niño y Críamelo. Yo te lo pagaré. La mujer Tomó al niño y lo Crió.
10 Cuando el niño
Creció, ella se lo Llevó a la hija del Faraón. El vino a ser para ella su hijo, y ella le puso por nombre Moisés, diciendo: “Porque de las aguas lo saqué.”
Éxodo 2:1-10
La historia del nacimiento de Moisés habla de una hermana, pero no dice su nombre. Pues bien, unos textos posteriores de Éxodo y Números presentan a María, hermana de Aarón (e indirectamente de Moisés), que realiza a su lado un papel significativo. Ella aparece en primer lugar como heroína de Israel, entonando con Moisés el canto de la liberación de los hebreos. Después la vemos, al lado de Aarón, como opositora de Moisés, protestando en contra de su exclusivismo. Quizá más que como hermana de carne de Moisés ella aparece aquí como su compañera y antagonista.
a. Compañera de Moisés, heroína de Israel.
Estamos en el momento más solemne del Éxodo: los hebreos han cruzado a salvo las aguas del Mar Rojo, descubriendo así la mano magnífica de Dios. Desde el otro lado del mar, «Moisés y los israelitas» entonaron este canto:
Cantaré a Yahvé, Sublime es su victoria,
caballos y jinetes ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es Yahvé, él fue mi salvación.
Él es mi Dios, yo lo alabaré,
el Dios de mi padre, yo lo ensalzaré.
Yahvé es un guerrero, Yahvé es su nombre.
Los carros y tropa del faraón los lanzó al mar
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.
Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Yahvé, es fuerte y magnífica,
tu diestra, Yahvé, tritura al enemigo;
tu gran victoria destruye al adversario;
lanzas tu incendio y los devoras como paja… (cf. Ex 15, 1-17).
Conforme a la introducción actual del texto, los que cantan ese himno son Moisés y los israelitas (Ex 15, 1), que aclaman juntos la grandeza de su Dios. En ese sentido, se suele hablar del canto de Moisés, que habría expuesto aquí un compendio de la historia israelita. Pero, dicho eso, debemos añadir que éste es un canto femenino, de fuerte colorido materno, como indica el hecho de que al fin se diga que fue María, profetisa, la que tomó un pandero y entonó el canto y lo repitió con otras mujeres, en danza agradecida:
Entonces María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les dirigía diciendo: “¡Cantad a Yahvé, pues se ha enaltecido grandemente! ¡Caballos y jinetes ha arrojado al mar!” (Ex 15, 20-21).
Por eso, en principio, más que de Moisés, éste es un canto de María, que aparece como profetisa, hermana de Aarón, compartiendo con él una autoridad que la tradición posterior atribuye sólo a Moisés, y canta la gloria de Dios y la liberación del pueblo. Ellas, una mujer, es la que sabe proclamar las grandezas de Dios, siendo iniciadora de una liturgia de liberación, que se expresa con panderos y danzas, una liturgia de mujeres que le sigan y cantan y bailan. Estamos ante la más honda liturgia de Israel, centrada en un canto que es básicamente de mujeres gozosas, liberadas, que entonan la alabanza de Dios, proclamando y bailando su himno. Ciertamente, Moisés y los restantes israelitas pueden y deben asumir ese canto (Ex 15, 1), pero han de hacerlo siguiendo a la profetisa María y a las mujeres, que llevan el ritmo y repiten el estribillo.
María es aquí hermana de Aarón (no de Moisés), como indicando que la profecía (propia de ella) y el sacerdocio (que es de Aarón) han de estar unidos. Sólo en un momento posterior la tradición ha puesto esta canto en labios de Moisés (cf. Ex 15, 1), a quien presenta como mediador de la obra de Dios y representante de todo el pueblo. Pero en principio el himno ha sido de María, la primera profetisa y “teóloga” de la acción liberadora de Dios, que acompañada por otras mujeres, cantó la grandeza de Dios que “ha arrojado al mar caballos y jinetes”, es decir, a los egipcios (Ex 15, 1).
Como intérprete privilegiado de la obra de Dios, María dirige la liturgia y fiesta de aquellos que celebran el triunfo del Dios guerrero (Ex 15, 3), al que presenta, al mismo tiempo, con rasgos de madre: Dios hace que surjan (=nazcan, sean) los antes oprimidos, saliendo del horno de opresión de Egipto. Ella, la hermana del sacerdote (su parentesco con Moisés, queda velado) entona inicia y dirige la liturgia de Dios, con un protagonismo que la tradición posterior ha ignorado o velado.
Ex 15, 1-17 constituye un himno complejo, que vincula los motivos del éxodo y la guerra santa con los nuevos temas del templo y la realeza de Yahvé (cf. Ex 15, 17). Visto en su unidad, este canto supone que la tierra de Canaán ya ha sido conquistada: los descendientes de los viejos hebreos liberados se reúnen para celebrar la fiesta de Yahvé, en alguno de los santuarios de la tierra de Canaán, en la zona montañosa («los introduces y plantas en tu monte santo, en tu heredad», Ex 15, 17, que pueden ser Betel, Siquem o Silo), aunque para el redactor final judío es evidente que el templo y monte santo donde han llegado los hebreos liberados de Egipto y donde canta María es Sión/Jerusalén. Reunidos en su santuario, celebrando la fiesta de entronización de Yahvé, que les ha sacado de Egipto a través del Mar Rojo, los nuevos israelitas recuerdan y cantan al Dios de su victoria, dirigidos y coreados por una mujer que repite el estribillo, en la línea de los grandes cantos de vida y liberación de otras mujeres (→ Débora y Ana). María aparece, según eso, como profetisa del templo de Jerusalén y como directora de su culto, al lado de Aarón (como su hermana).
Éste es el himno de una mujer que sabe que Dios destruye a los poderes del ejército más grande de este mundo (Egipto), sin necesidad de soldados ni de guerra. En el comienzo de la historia del Israel liberado encontramos la liturgia de una mujer (¡hermana de Aarón!), profetisa y cantora, que dirige la alabanza del pueblo.
b. Antagonista de Moisés.
Esta misma María aparece de nuevo unida con Aarón en el momento clave de la historia israelita, allí donde se recuerda, desde la perspectiva del redactor final de la Biblia, las tentaciones del pueblo que, de diversas maneras, se eleva contra el liderazgo de Moisés (cf. Núm. 10-20). María aparece así como tentadora y perdedora frente a Moisés, como profetisa y como mujer; pero es evidente que ella ha representado algo muy importante y positivo en esa historia:
María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la mujer cusita que él había tomado por esposa. Así decían: «¿Es que Yahvé no ha hablado más que con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros?» Y Yahvé lo oyó. Moisés era un hombre muy humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra.
De improviso, Yahvé dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los tres a la Tienda del Encuentro» Y salieron los tres. Bajó Yahvé en la columna de Nube y se quedó a la puerta de la Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos. Dijo Yahvé: «Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, yo me manifiesto a él en visión, y hablo con él en sueños. No así con mi siervo Moisés… Boca a boca hablo con él, abiertamente y sin enigmas él contempla la imagen de Yahvé. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi siervo Moisés?». Y se encendió la ira de Yahvé contra ellos.
Cuando Yahvé se marchó, y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa. Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado que neciamente hemos cometido. Por favor, que no sea ella como quien nace muerto del seno de su madre, con la carne medio consumida». Moisés clamó a Yahvé diciendo: «Oh Dios, cúrala, por favor»…María quedó siete días excluida del campamento. Pero el pueblo no partió hasta que ella se reintegró. Después el pueblo partió de Jaserot y acamparon en el desierto de Parán (Núm 12, 1-16).
Además de criticarle “por su mujer cusita” (porque no cumple la ley que exige casarse con una mujer israelita), María y Aarón, formando un mismo frente, se oponen también a Moisés por su exclusivismo, porque quiere actuar como único representante de Dios: «¿Ha hablado el Señor sólo con Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?». Contra Moisés, que es la Ley, representada en concreto por el Pentateuco (como única autoridad real del judaísmo posterior), se elevan por tanto las otras dos grandes instancias sagradas de Israel: la “profecía”, representada por María, y el sacerdocio, representado por Aarón. Éste es quizá el momento más claro en que, dentro de la Biblia, una mujer (María) se eleva y protesta contra el dominio absoluto de un hombre, Moisés, que ha terminado siendo el triunfador. Significativamente, ella aparece de nuevo vinculada con Aarón, el sacerdote (como en Ex 15, 20).
Ciertamente, este pasaje se sitúa en el contexto de las disputas sobre los matrimonios mixtos (Moisés ha tomado como esposa a una cusita), de manera que, desde el punto de vista de la tradición posterior, ratificada por Esdras-Nehemías (cf. cap. 6), María y Aarón tendrían razón al criticar a Moisés. Pero en un fondo late un problema aún más importante, relacionado con la autoridad de María, pues de ella trata el conjunto del relato, y también con las disputas entre Moisés y Aarón (la Ley y el Sacerdocio), tema bien documentado en otros pasajes del Pentateuco, empezando por el texto del Becerro de Oro (Ex 32) y terminando en la “rebelión” de Córaj, Datán y Abirón, que protestaron contra el liderazgo-sacerdocio de Moisés y Aarón y fueron aniquilados por el fuego y tragados por la tierra (Num 16-17).
Éste es el único lugar donde (en la tradición actual de la Biblia Judía) hay una mujer que protesta contra el liderazgo exclusivista de Moisés, diciendo que también ella ha escuchado la palabra del Señor. De esa manera, la misma María que en Ex 15 aparecía cantando un himno asumido después por Moisés, se enfrenta aquí con él. No parece que haya en el fondo una disputa sacerdotal, una pretensión de autoridad sacral, como la de Aarón, el sacerdote (y la de otros sacerdotes), enfrentados otras veces con Moisés. Estamos más bien ante una disputa profética, vinculada a la condición de María como mujer, que quiere tener una palabra frente a Moisés (o con Moisés), a quien ella (con Aarón) acusa de no cumplir una norma de la misma Ley que él representa (se ha casado con la cusita). La reacción de Dios frente a Aarón y su hermana resulta sorprendente, pero marca con toda precisión la diferencia judía entre el hombre y la mujer, según la tradición final de la Biblia Judía.
a. Moisés aparece como triunfador, avalado por el mismo Dios, que habla a su favor desde la Nube, diciendo que él (Moisés) es el único que ha “visto” a Dios cara a cara y ha hablado con él boca a boca. Éste es el “dogma” del judaísmo canónico posterior, que se funda en la revelación principal (casi exclusiva) de Dios a Moisés.
b. Aarón conserva su autoridad, como sacerdote, aunque tiene que estar sometido a Moisés (cumplir su ley). Por eso él no recibe ningún castigo, a pesar de haber murmurado lo mismo que María; más aún, él sigue conservando su capacidad de intercesión sacerdotal y la ejerce a favor de su hermana (pidiendo a Moisés por ella). Mara cumplir su función, un sacerdote no puede quedar impuro, a pesar de haber “pecado” lo mismo que María.
c. María es la perdedora: queda leprosa y por un tiempo debe estar quedar fuera del campamente. El texto parece destacar así la mayor capacidad de impureza de la mujer, que tiene que quedar excluida de la comunidad por siete días (que aluden, probablemente a los siete días de exclusión de la mujer en la menstruación, según Lev 15, 19). Por su misma condición femenina, que se expresa en su “lepra”, la mujer queda inhabilitada para ejercer funciones en la línea de la Ley de Moisés.
Desde este fondo se entiende la ambivalencia de María y de las mujeres de la Biblia Hebrea. Por un lado, ellas son compañeras de Moisés (cantoras de libertad). Por otro lado, ellas no pueden elevarse y obtener una autoridad especial frente a Moisés o con Moisés, por su misma condición de mujeres, por más que puedan decir y digan (con Aarón) que Dios también les ha hablado. Aquí no se niega que Dios haya hablado a María, pero se pone de relieve el valor “inferior” de esa palabra, que no puede competir con la de Moisés, que así aparece como único mediador oficial de Dios para los israelitas.
Entendido así, este pasaje resulta significativo, pues parece fundar la “inferioridad” de María en su mayor riesgo de impureza. Al final del camino, aunque aparezca y actúe como profetisa, ella no puede competir con Moisés, ni siquiera con Aarón (que ruega a Moisés por ella: ¡para que pueda ser liberada de su impureza a lo siete días!). Ciertamente, es un pasaje significativo, pero sigue resultando muy significativo, pues conserva la palabra de protesta de una mujer (hermana de Aarón) en contra del exclusivismo de Moisés. Además, el “castigo” de María es muy pequeño (¡un simple riesgo de impureza!), frente al Córaj, Datán y Abirón, que son aniquilados.
Hay además otro elemento muy significativo en la historia de María: «Toda la congregación de los hijos de Israel llegó al desierto de Zin, en el mes primero, y el pueblo acampó en Cadés. Allí murió María, y allí fue sepultada» (Num 20, 1). Esta sepultura de María, que debemos vincular a la de otras mujeres (→ Sará, Raquel, Débora la nodriza de Rebeca), puede servirnos para trazar uno de los hitos fundamentales de la sacralidad femenina de la tierra, marcada por los cuerpos de las mujeres allí enterradas, pero, sobre todo, para poner de relieve la misma autoridad de María. De Aarán se dice que murió en el monte Hor, pero no se recuerda su sepulcro (Num 33, 38); de Moisés se dice que murió y fue sepultado en la tierra de Moab, pero que nadie conoce el lugar de su sepultura (cf. Dt 4, 5-6). En contra de eso, el sepulcro de María, la primera gran profetisa y cantora de Israel, era recordado (y venerado) en el oasis de Cadés, en el camino de entrada en la tierra prometida.
MI NOMBRE ES MANOLO, Y SOY UNO DE LOS HIJOS DE DIOS.NO QUIERE DECIR QUE YO YA SEA PERFECTO, NI QUE SEA MEJOR QUE NADIE, SI NO, QUE...MI PADRE CELESTIAL ES DIOS, E INTENTO HACER LAS COSAS CONFORME A EL LE AGRADE. HE RECONOCIDO A Yesuha (Jesus) COMO MI SEÑOR Y SALVADOR. PERO SE QUE AUN QUEDA CAMINO POR RECORRER Y QUE AUN NO HE ALCANZADO LA META. LA CARRERA ES DURA Y LARGA, PERO CON LA PRESENCIA Y COMPAÑIA DE DIOS, ES UNA BATALLA VICTORIOSA, PORQUE ASI LO HA PROMETIDO DIOS. Y NO DUDO EN EL NI EN SU PALABRA Y TENGO LA FE DE QUE SOY SALVO POR SU GRACIA.
ASIE QUE, SI TU AUN NO HAS DADO ESE PASO DE FE, TE INVITO A QUE LO DES, NO QUEDARAS DEFRAUDADO/A, Y SI AUN NO HAS CONOCIDO LA VERDAD Y NO ERES CREYENTE, ANIMO, ACERCATE AL SEÑOR Y DEJA QUE EL SEA QUIEN SE PRESENTE Y ENTRE EN TU CORAZON.
NO DEJES PASAR ESTA UNICA OPORTUNIDAD. JESUCRISTO EL SEÑOR TE ESTA ESPERANDO.
SI AMI ME HA PERDONADO, A TI TAMBIEN TE PERDONA SI TU QUIERES.
NO BUSQUEMOS EN LAS PALABRAS DE LOS HOMBRES, LO QUE LA PALABRA DE DIOS NO DICE.
TENGAMOS CUIDADO A QUIENES ESCUCHAMOS. PORQUE...ESCRITO ESTA...QUE VENDRAN ENGAÑADORES Y DISFRZARAN DE MENTIRAS LA PALABRA DE DIOS.