LA GRACIA BÍBLICA

Y LA FALSA “GRACIA” CALVINISTA

LA GRACIA BÍBLICA.

Hechos 20:24, 32, “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios … 32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados”.

LA GRACIA Y EL EVANGELIO. Este texto enseña claramente que la gracia de Dios es conferida a través del evangelio y es inseparable de él. Por este motivo todo aquel que rechaza el evangelio desecha la gracia y el que persevera en el evangelio persevera en la gracia de Dios.

 

PERSEVERAR EN EL EVANGELIO EQUIVALE A PERSEVERAR EN LA GRACIA. Después de oír el evangelio en Antioquía de Pisidia “ Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios”; es decir, perseverar en la enseñanza del evangelio (Hechos 13:43).

GRACIA-EVANGELIO INSEPARABLES. En Hechos 15:11 Pedro dice que “creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos” y Pablo dice (Romanos 1:16) que el evangelio es “poder de Dios para salvación”. Por lo tanto, es obvio que la gracia de Dios y el evangelio son inseparables. Los que prediquen cierta “gracia” sin relacionarla con el evangelio son falsos maestros que predican una gracia falsa. Por ejemplo, el Calvinismo habla mucho de “la gracia capacitadora” (“enabling grace”) pero esta no es la gracia de la cual la Biblia habla.

 

LA GRACIA BÍBLICA ENSEÑA” LA VOLUNTAD DE DIOS. Tito 2:11, 12, “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”. Obviamente la gracia “enseña” por medio del evangelio, la palabra de Dios.

TODOS PUEDEN ENTENDER EL EVANGELIO DE LA GRACIA DE DIOS. El Calvinismo no enseña que los hombres deben oír y obedecer al evangelio de Cristo. Dicen que el hombre es corrupto, depravado del todo bien y no puede creer, pero esto contradice todos los textos que enseñan que el evangelio  debe ser predicado a todos y que todos deben obedecerlo. El evangelio de la gracia de Dios no es algo oscuro y misterioso, algo inexplicable. Por el contrario, debe ser predicado a todos (Mateo 28:19,  Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

LOS APÓSTOLES LLEVARON A CABO ESTA GRAN COMISIÓN comenzando el día de Pentecostés (Hechos 2) y tres mil personas obedecieron al evangelio (Hechos 2:37-41) y predicaron el evangelio no solamente en Jerusalén sino en toda Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Todos los casos o ejemplos de conversión demuestran la eficacia del evangelio de la gracia de Dios.


LA  FALSA “GRACIA IRRESISTIBLE” DEL CALVINISMO

El Calvinismo tiene otro “dios” (que hace acepción de personas, es cruel, injusto, que no tiene amor, que no quiere que todos se salven).

Tiene otro “cristo” que no murió por todos, sino solamente por un grupo selecto.

Tiene otro “espíritu santo” que no obra a través del evangelio como vemos en Hechos de los Apóstoles, sino que (según pastores calvinistas) obra directamente sobre el corazón de pecadores para cambiar su carácter.

El Calvinismo tiene otra iglesia, otra religión, que no son mencionadas en la Biblia.

No nos sorprende, pues, que la llamada “gracia” del Calvinismo no sea bíblica. Le llaman “gracia capacitadora”, concepto nunca mencionado en la Biblia.

 

¿QUÉ HAREMOS PARA SER SALVOS? El día de Pentecostés cuando la gente preguntó “¿qué haremos?” ¿cómo contestó Pedro? ¿Dijo qué no deben hacer nada? ¿Dijo qué esperasen el bautismo con el Espíritu Santo para hablar en lenguas? ¿Dijo qué la “gracia irresistible” iba a cambiar su carácter? En realidad ¿qué dijo Pedro? Hechos 2:38, “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo”. ¿Hasta cuándo van a oír esta respuesta predicada por algún pastor Calvinista?

 

SEGÚN EL CALVINISMO EL HOMBRE NO PUEDE IMITAR LOS EJEMPLOS EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES.

No puede, de su propia voluntad, simplemente oír el evangelio, creer, arrepentirse, confesar a Cristo y ser bautizados para remisión de pecados (Hechos 2:38 y así a través del libro de Hechos). No hay un solo ejemplo en Hechos de la práctica Calvinista. El Espíritu Santo vino, sí (Hechos 2:1-4) pero ¿qué hizo? Vino sobre los apóstoles y les dio el poder de hablar idiomas que no habían estudiado (un milagro) para convencer a los judíos que el mensaje del evangelio que predicaban era de Dios y no de los hombres.

 Leemos de la obra del Espíritu Santo en Hechos 8, pero ¿qué hizo? Le dio poder milagroso al evangelista Felipe para echar fuera espíritus inmundos y sanar a los paralíticos y cojos (Hechos 8:7) para que la gente creyera el evangelio que predicaba. “Cuando creyeron a Felipe que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12).

Es cierto que el Espíritu Santo estaba muy involucrado con los apóstoles en la predicación del evangelio, pero nunca obró directamente sobre el corazón de pecadores para regenerarlos, cambiando su carácter para que pudieran creer en Dios.¡Tal práctica simple y sencillamente no existió durante el ministerio de los apóstoles de Jesús!

 Jesús prometió que enviaría al Espíritu Santo a los apóstoles (Juan 16:13) pero ¿para qué? Para guiarles a toda la verdad.

 

¿CÓMO ES VIVIFICADO EL PECADOR? Dice el Calvinismo que el Espíritu Santo obra directamente sobre el corazón del pecador para cambiarlo y vivificarlo para que pueda creer en Dios, amar a Dios, etc., pero la parábola del sembrador (Mat. 13; Luc. 8) enseña claramente que la vida está en la simiente y la simiente es la palabra de Dios (Lucas 8:11). Santiago 1:21 dice, “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”. 1 Pedro 1:22, 23, “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdadmediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.

El Calvinismo dice que puesto que el hombre nace corrupto (depravado del todo bien) Dios tiene que enviar su Espíritu para obrar directamente sobre el corazón para regenerarlo y cambiar su carácter. Dicen que esta gracia es irresistible, que aparte de la voluntad del pecador la “gracia irresistible” le cambia y le da fe. Entonces, teniendo fe, puede amar a Dios y hacer buenas obras. Dicen que esa “gracia” es irresistible porque es obra del Soberano Dios. Pero todo esto es pura invención humana. Es doctrina de hombres (Mateo 15:9). No hay ejemplo alguno de tal práctica en Hechos de los Apóstoles que es el libro de conversiones.

En realidad aquí se puede mencionar que a través de la Biblia cuando Dios trató directamente con Abraham, con Moisés, con muchos otros, no era para obrar directamente sobre su corazón para cambiar su carácter. No hay ni un solo ejemplo de esto en toda la Biblia.

 

¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DE LOS QUE ESTABAN TOTAL-MENTE CORRUPTOS? ¿Dios les envió al Espíritu Santo para obrar un milagro en su corazón para cambiar du carácter? No. Más bien envió el diluvio. Envió fuego y azufre. Envió diez plagas. Los Calvinistas deben imitar a los testigos de La Atalaya y publicar su propia “biblia” que enseñe sus doctrinas torcidas.


AUNQUE ABAJO EN CONCLUSION PONE LIBRE ALBEDRIO, ESTA MAL EXPRESADO, YA QUE NO ES ALBERDIO SI NO LIBERTAD PARA DECIDIR, ESCOGER LA GRACIA QUE DIOS NOS DA.

DIOS NOS HIZO LIBRES, NOS DIO LIBERTAD, PERO EL HOMBRE SE COGE EL LIBRE ALBERDIO, UNA EXPRESION QUE DA A ENTENDER, QUE CON EL LIBRE ALBEDRIO, PODEMOS HACER LO QUE NOS DE LA GANA SIN TENER LAS CONSECUENCIAS. PERO LA LIBERTAD ES DECIDIR, ESCOGER, LO QUE NOSOTROS QUERAMOS, PERO...SABIENDO QUE DEPENDIENDO LO QUE ESCOGEMOS, ASI LLEVAREMOS. EL HOMBRE RECOGE LO QUE COSECHA ¿VERDAD?

 

ASI QUE NO ES LIBRE ALBEDRIO, SI NO ES LIBERTAD PARA DECIDIR, PARA ESCOGER.

 

LA PALABRA LIBRE ALBEDRIO, NO SOLO LO USAN LOS CALVINISTAS, SI NO, TAMBIEN AQUELLOS QUE NO DIFERENCIA ENTRE LIBRE ALBEDRIO (decision humana equivoca) Y LIBERTAD DE DECIDIR O ESCOGER, (que es Dios quien nos ofrece libertad, no albedrio). Y EN CUESTION A LA GRACIA IRRESISTIBLE, LA USAN LOS GRUPOS REFORMISTAS, COMO CALVINOS Y LUTERANOS, QUE SON REFORMISTAS DE LA IGLESIA, LOS CUALES, CREEN QUE VAN A DAR MAS SENTIDO A LO QUE DIOS ESCRIBIO Y CREEN QUE VAN A MEJORAR LAS ESCRITURAS, HACIENDO A DIOS COMO SI EL SE QUEDASE CORTO.

NO TODO EL MUNDO ACEPTA LA GRACIA DE DIOS, POR LO CUAL, LLAMAR A LA GRACIA COMO GRACIA IRRESISTIBLE...COMO ES DAR UN SENTIDO DIFERENTE A LA PALABRA DE DIOS.

LOS CALVINOS, NO SE ENTERAN. Y VOY A EXPLICAR ALGO:

 

¿Qué significa la doctrina de la gracia irresistible?

Para empezar, esta enseñanza no significa que la gente nunca resiste la gracia de Dios. La verdad es que muchos sí lo hacen (Hechos 7:51, Romanos 10:21). Rechazan a Cristo porque prefieren las tinieblas (Juan 3:19)

Por eso a esta doctrina también se le llama gracia eficaz o llamamiento eficaz para evitar las confusiones que causa el nombre de gracia irresistible.

Entonces, ¿qué decimos en realidad cuando hablamos de gracia irresistible?

 

Decimos que cuando alguien ha creído el evangelio para salvación, se debió a que Dios en Su misericordia venció su resistencia y dureza. Dios puede hacer eso, y lo hace, según Su voluntad porque es soberano y nada puede detener Su mano (Efesios 1:11, Salmos 155:3, Daniel 4:35, Romanos 9:14-23).

Llamados eficazmente por Dios.

En 1 Corintios 1:22-24 está la razón por la que hablamos de llamado eficaz:

“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”. (Énfasis añadido)

Allí vemos que hay un llamado general hecho a judíos y no judíos cuando se predica el evangelio a todos. Pero también hay un llamado interno hecho a muchos. Le decimos internoporque es diferente a la predicación externa, y vemos que quienes reciben este llamado interno hacen caso al llamado externo (la predicación del evangelio).

Es claro que no todos son llamados internamente, y todos los que son llamados así llegan a ver el valor de Cristo y creen (son justificados por la fe). Dios no vence la resistencia de muchas personas para que simplemente puedan creer el evangelio, sino también para que eficazmentelo crean. Por eso hablamos de gracia eficaz, porque cumple su propósito.

¿Quién hace este llamado interno? La respuesta es Dios. Vemos eso es Romanos 8:30: “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó…” (Énfasis añadido)

Entonces, tenemos que este llamado crea un cambio profundo en nosotros. No podemos abrazar el evangelio al menos que tengamos vida espiritual en vez de muerte espiritual, así que este llamado es como el de Jesús a Lázaro a que saliera de la tumba: Es un llamado que vivifica espiritualmente para que efectivamente creamos y seamos salvos.

Por este llamado, ya nuestros corazones no son de piedra contra Dios, ni buscamos Sus regalos en vez de buscarlo a Él. Ahora miramos a Cristo como poder y sabiduría de Dios. Estamos dispuestos a arrepentirnos y creer para salvación. Empezamos a ver que Cristo vale más que todo lo que este mundo pueda darnos y lo que la muerte pueda quitarnos. Ya no solo miramos los hechos sobre Jesús, sino que ahora vemos la belleza de los hechos. Dios no nos arrastra hacia Cristo, sino que ahora nosotros corremos libremente hacia Él.

Esa es la razón por la cual Pablo describe la conversión diciendo que es ser resplandecidos con “… la luz del evangelio de la gloria de Cristo (…) Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 2:4-6). Esto es gracia irresistible.

Es por todo esto que vemos en la Palabra que la fe y el arrepentimiento son dones de Dios (ver por ejemplo Filipenses 1:29 y Hechos 11:18) que de manera misteriosa nosotros ejercemos voluntariamente cuando hemos recibido vida espiritual — Dios da la fe y el arrepentimiento, pero somos nosotros quienes creemos y nos arrepentimos. En otras palabras, no solo nuestra salvación es un regalo, sino también los requerimientos para ser salvos.

¿Por qué esta doctrina importa?

Hay muchas razones por las cuales esto es crucial. Te diré algunas de ellas.

Creo que nunca verás a un cristiano verdadero felicitarse a sí mismo o sentirse más listo que los no cristianos por creer el evangelio. De alguna forma, todo cristiano sabe muy dentro de sí que la salvación, de la A a la Z, es un trabajo soberano de Dios para Su gloria. Por eso si preguntas a un creyente, “¿por qué creíste el evangelio y eres cristiano mientras otras personas no lo son?”, seguramente te dirá: “por la gracia de Dios”.

Ahora, aunque el cristiano sabe muy profundo en su interior que toda su salvación es por gracia, un conocimiento más consciente de que Dios en realidad le dio vida espiritual y fe es como hundirse en un océano de gozo que le lleva a ser más agradecido, humilde y feliz en Dios.

Además, esta doctrina es crucial al evangelizar. En la Biblia leemos que la fe viene por oír el evangelio (Romanos 10:13-17). “Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). Por tanto, concluimos que cuando Dios llama eficazmente a alguien, lo hace en presencia del evangelio, mediante la belleza del evangelio revelada a su corazón por el Espíritu Santo, para que crea ese mismo evangelio.

Así que, no trato de torcer el evangelio ni entretener a la gente para que lo que predico les luzca atractivo a sus naturalezas carnales ni trato de manipular a las personas para que tomen una supuesta decisión por Jesús. Tampoco me quedo paralizado creyendo que la predicación es inútil y que no hay esperanza para las personas muertas espiritualmente, sino que predico el evangelio con firmeza, sabiendo que Dios puede llevar el mensaje de los oídos de las personas a sus corazones y vencer toda dureza.

Esta doctrina también nos da esperanza cuando oramos por el inconverso a nuestro alrededor. Si Dios pudo salvarnos a nosotros, puede salvar a cualquiera y hacerlo cantar…

“Sublime gracia del Señor,
que a un infeliz, salvó.
Fui ciego mas hoy miro yo,
perdido y Él me halló”

 



CONCLUSIÓN.

NEGAR EL LIBRE ALBEDRÍO.  El verdadero propósito del Calvinismo es negar el libre albedrío del hombre para quitarle la responsabilidad por sus pecados. En lugar de aceptar la responsabilidad por los pecados que cometen voluntariamente prefieren culpar a Adán y/o sus propios padres por haber heredado el pecado y por haber nacido con naturaleza corrupta, pero el pecado es un acto  que se comete (1 Juan 3:4). No es heredado.

TANTA MALDAD EN EL MUNDO.  En vista de tanta maldad que prevalece en el mundo Agustín y Calvino enseñaron la doctrina falsa de la total depravación hereditaria del hombre; es decir, según ellos la única explicación de tanto pecado en el mundo es que el hombre nace corrupto y depravado del todo bien. Entonces era necesario inventar los otros pasos del Calvinismo: la elección incondicional, la expiación limitada, la gracia irresistible y la perseverancia de los santos. Todo el sistema de principio a fin es falso, doctrina de hombres (Satanás) que engaña a millones para que no obedezcan al evangelio (Romanos 10:16; 2 Tesalonicenses 1:8; 1 Pedro 4:17).

¡HE AQUÍ LA GRAN DIFERENCIA ENTRE LA GRACIA BÍBLICA Y LA FALSA “GRACIA” DEL CALVINISMO!

GRACIAS A DIOS POR EL “EVANGELIO DE LA GRACIA DE DIOS” QUE ES EL PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN A TODO AQUEL QUE CREE (ROMANOS 1:16).

 

 

La Salvación es de Dios

Para comenzar esta sección lo hacemos con la siguiente pregunta ¿Es verdaderamente ‘irresistible’ el llamado de Dios al pecador, o no lo es?  Muchos estudiantes de la Biblia, sin pensarlo dos veces afirman que sí lo es.  Para estas personas el Evangelio es ofrecido a todas las personas sin distinción alguna y son ellos quienes deben decidir creer o no creer el mensaje.  Todos aquellos que creen o aceptan a Cristo son salvos pero los que le rechazan no lo son.  Preguntamos ¿porqué es que algunos creen y otros no? Y la respuesta es simplemente que cada persona posee libre albedrío para decidirse por Cristo o no hacerlo.   Es más, muchos afirman que Dios mismo ‘ha dado’ libre albedrío (o al menos lo da al momento de la decisión) para que puedan decidir por Cristo y ser salvos o rechazarle y ser condenados.

Pero sigamos indagando ¿Qué es lo que hace la diferencia entre una persona y la otra?  ¿Porqué es que a un individuo al que se le muestra el camino al cielo por la fe en Cristo lo recibe mientras que a otra persona de igual manera se le demuestran con toda claridad las consecuencias de condenación eterna en las llamas del infierno ardiendo si rechaza a Cristo y esta simplemente no cree? ¿Qué hace la diferencia entre uno y otro? ¿Será un asunto de capacidad mental? ¿Será que el evangelio lo reciben los más inteligentes, aquellos que tienen mayor capacidad de lógica? Obviamente la diferencia no puede estar en el hombre quién de ser así tendría algo de que gloriarse por su capacidad de ‘raciocinio’, ‘de lógica’, por su ‘capacidad intelectual’ o por su ‘sabiduría’.  Sin embargo la realidad prueba lo contrario.  Existen muchas personas que poseen un nivel de lógica mucho mayor que la de muchos creyentes y simplemente no creen el evangelio.  Hombres y mujeres que son doctores, científicos, y profesionales de todos los campos, simplemente no creen el mensaje de la cruz.  Lo que es más, el Apóstol Pablo en su carta a los Corintios escribe diciendo “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles (1 Corintios 1:26).  Interesantemente con todo esto, la contestación  presentada a todas estas preguntas, no es sino la misma respuesta dada al comienzo, es a causa del ¡Libre albedrío!

Ciertamente, esta ‘teoría’ aunque muy popular dentro de la iglesia no es cierta y por cierto se halla muy lejos de la verdad.  En la primera parte a esta serie sobre “Las Doctrinas de la Gracia, vimos las bases bíblicas que establecen que el ser humano está depravado a tal grado que no le interesan las cosas de Dios o por lo menos no de la manera que Dios quiere y demanda.  No-solo son las tendencias del hombre ‘continuamente hacia el mal’ (Génesis 6:3), sino que la Biblia establece que el hombre no puede venir a Cristo si el Padre no le trae.  Jesús dijo “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere...”(Juan 6:44a).  El hombre por su propio albedrío simplemente no puede venir a Cristo, Dios mismo debe traerle hacia él. Pero los proponentes de la “teoría del libre albedrío” tratan de explicar este verso diciendo que Dios atrae a todos los hombres a Cristo y que aunque algunos ‘escogen por su libre albedrío’ creer en Cristo, otros hombres ‘escogen en su libre albedrío’ no creer en Cristo. Sin embargo veremos que tal enseñanza no es verdaderamente cierta.  Un poco más adelante en ese mismo capitulo Jesús dijo:

Juan 6:64-65

Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.

Como vemos, la razón por la que algunos no creían no es a causa del libre albedrío sino porque a estos no les había sido “dado del Padre”.  Así que lo que podemos ver en esta enseñanza es que no queda otra conclusión que aquellos quienes creen en Cristo son aquellos que se "les ha sido dado del Padre".  El Apóstol Pablo nos habla de estar verdad cuando dice "a vosotros os es concedido creer por causa de Cristo" (Col. 1:29), por lo tanto son los mismos que fueron ‘escogidos por Dios’ desde antes de la fundación del mundo como lo estudiamos en el artículo bajo el titulo “La Elección Incondicional” y son también los mismos por quienes Cristo murió como lo vimos en el estudio bajo el titulo “La Expiación Definida”. 

El Albedrío del Hombre

Ciertamente el hombre  tiene ‘albedrío’ o ‘voluntad’, eso la Biblia no lo niega.  Lo que la Biblia no respalda es la idea que el albedrío del hombre sea ‘libre’ (un albedrío que es libre o 'libre albedrío') para actuar y hacer lo correcto espiritualmente.  En primer lugar, el albedrío del hombre no es libre porque éste posee una naturaleza pecaminosa que tiende solamente hacia el mal y aun lo ‘bueno’ que hace está infectado de pecaminosidad.  La voluntad del hombre no se inclina hacia Dios sino que está en contra de lo divino, se rebela contra el creador y está en constante guerra contra Él.  En segundo lugar, la Biblia nos declara que el hombre en el mundo se halla bajo el control de Satanás quién no solamente controla su proceder y le esclaviza al pecado sino que también ciega su entendimiento de tal manera que el hombre no pueda venir a Cristo.  El hombre simplemente está atado, esclavizado y cegado “sin Dios y sin esperanza en el mundo”.

Como hemos de ver, para que las personas sean salvadas del pecado debe de ocurrir algo en ellos que el libre albedrío jamás podrá lograr.  Dios debe traerles hacia el de alguna forma que asegure que su propósito se cumpla.  Como hemos visto, Dios escogió desde antes de la fundación del mundo y de dentro de toda la humanidad caída en Adán, un número incontable de personas las cuales son llamadas ‘escogidas’.  Cristo vino al mundo a morir en lugar de ellos, pero el perdón de pecados no puede ser aplicado a ellos hasta que ellos reciban y crean en las buenas nuevas de salvación por medio del Evangelio.  Pero existe un problema, si el hombre ‘no puede’ venir a Cristo por su propio libre albedrío, entonces algo tiene que ocurrir en el hombre para que este pueda venir a Cristo. Como vimos anteriormente, el hombre debe ser “traído por el Padre”, y el venir a Cristo le debe ser “dado del Padre”.  Si eso no ocurre el hombre no puede venir a Cristo.  Nosotros creemos que la Biblia enseña que el hombre tiene que nacer de nuevo para poder venir a Cristo.  Pero ¿cómo ocurre esto?  Creemos que el nuevo nacimiento es obrado soberanamente y sobrenaturalmente por medio del Espíritu Santo en la predicación de la Palabra.  La Biblia nos declara que es por medio de la Palabra que somos renacidos “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” (1 Pedro 1:23).

La Predicación del Evangelio

La predicación del Evangelio es el principal medio para efectuar el nuevo nacimiento en las personas. Pero debemos entender que aunque la predicación es un medio, este medio es ineficaz si no va acompañado del poder ‘vivificador’ de Cristo por medio del Espíritu Santo quien es el que opera el cambio en los corazones de los hombres.  La “palabra” por lo tanto es Cristo mismo en Espíritu.  Jesús dijo “mis palabras son espíritu y son vida”.  Por lo tanto debemos comprender que aunque el evangelio es predicado a todos los hombres indiscriminadamente de acuerdo al mandamiento dado por Cristo mismo de ‘predicar el evangelio a TODA criatura”, esa predicación tiene eficacia solamente cuando Dios la aplica al corazón del hombre.  Por esto debemos hacer diferencia entre lo que llamamos el “llamado externo” y el “llamado interno” del evangelio.

El llamado Externo

El llamado externo es de carácter universal el cual se extiende a todos los hombres de todas las edades, razas y clases, sin importarle al predicador si son escogidos o no escogidos los son (Isaías 45:22; 55:1; Ezequiel 3:19; Joel 2:32; Mateo. 22:2-8, 14; Revelación 22:17).  Es una oferta y un mandato seria de parte de Dios con la garantía de perdón y salvación a todos los que respondan con verdadera fe y arrepentimiento (Hechos 17:30.)  Este llamado ocurre cada vez que se predica a Cristo, sea por palabra o por escritura.  Dios ha dado un mandamiento el cual todos los creyentes deben de cumplir con el mayor deseo y prontitud, “id y predicad a toda criatura” (Marcos 16:15; Mateo 28:19).  El llamado externo lo hacen los predicadores a los oídos naturales de los hombres, a la razón y al entendimiento y a los sentidos naturales del ser humano (Mateo. 28:19; 22:14; Lucas 14:16-24; Hechos 13:46; II Tesa. 1:8; I Juan 5:10.)  Mientras este llamado es hecho el Espíritu Santo trata con las personas por medio del predicador para influenciarles a aceptarlo.  Este llamado fue hecho en el Antiguo Testamento y desde antes en los días de Noe en el diluvio y en los días de Lot en Sodoma y Gomorra.  Cuando Josué dijo al pueblo que escogiera a quien servir, esto era una forma de Dios tratar con el hombre.  Cuando Dios dice al pueblo de Israel “delante de ti están la vida y la muerte, escoge la vida para que vivas” (Deuteronomio 30:18), es Dios mismo tratando con el hombre.  Cuando los profetas predicaban los mensajes que Dios les daba, era el mismo Espíritu Santo del Rey Soberano del Universo tratando con el hombre.  Cuando Cristo se aparece en la escena y le predica al pueblo “arrepentios y convertidos” es Dios mismo tratando con el hombre. Pero todos estos intentos terminaron en un colosal fracaso. Es cierto, el llamado es rechazado y el Espíritu Santo es resistido y como consecuencia al rechazo se muestra la ira de Dios sobre los desobedientes: El pueblo del tiempo de Noe pereció ahogado con las lluvias del diluvio.  El pueblo del tiempo de Lot fue destruido con fuego del cielo y el pueblo que fue llamado por Josué a escoger a quien servir a Jehová prontamente se apartó de su promesa y fue infiel a su Dios llevando castigo por ello.  La nación de Israel en el Antiguo Testamento se distingue particularmente por su incapacidad de seguir al Dios que le había sido fiel guía y misericordioso Padre.  Lo que la historia nos indica es que el hombre nunca escogió la vida para vivir.  Aun cuando se presenta Cristo, el Dios encarnado en la escena del pueblo de Israel, estos le rechazan brutalmente y le matan prefiriendo a Cesar como rey y un delincuente (Barrabás) en lugar del dador de la vida misma.  Cristo lloró sobre Jerusalén con gran angustia diciendo “cuantas veces quise juntarte debajo de mis alas y tu no quisiste” (Mateo 23).  Eso es el clamor de Dios mismo hacia un pueblo al cual después de haberle mostrado misericordia seguía siendo infiel. 

Cristo sufrió el rechazo frío y directo de su pueblo.  El Apóstol Juan nos narra que “los hombres aman más las tinieblas que la luz”. Dios siempre ha tratado con los hombres para que estos se acerquen a Dios, pero el trato ha sido siempre fracaso porque el corazón corrompido del hombre no quiere responder a Dios. Mas tarde, en los comienzos de la iglesia leemos de la historia de Esteban un gran hombre de Dios que predicaba la el evangelio “lleno del Espíritu Santo”, este también fue rechazado y asesinado por sus compatriotas.  En su mensaje y antes de morir apedreado Esteban declara lo siguiente:

Hechos 7

51 !!Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.  52¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; 53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. 54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él.

Efectivamente, el Espíritu Santo puede ser resistido, no una ni dos sino miles de veces, no precisamente por causa del "libre" albedrío sino a causa del "esclavo" albedrío.  El Espíritu Santo es reistido constantemente y esto por todos los hombres no-regenerados que como dijo Esteban son “duros de cerviz”.  Entonces ¿qué debe suceder para que un alma se arrepienta?  Jeremías dice del pueblo de Israel (Efraín) “conviérteme y seré convertido”(Jeremías 31:18.)  Ciertamente, NO puede haber conversión si Dios no hace un cambio en el corazón.  De hecho eso fue lo que Cristo dijo a Nicodemo, “de cierto de cierto te digo que el que no nace de nuevo no pude ver el reino de Dios” (Juan 3.)

El llamamiento Interno

Siendo que la situación del hombre es tan caótica y espiritualmente impotente, Dios debe de hacer algo para ‘asegurar infaliblemente’ la conversión de los escogidos.  Esto llamamos el ‘llamamiento Interno’ o ‘llamamiento eficaz’.  Este llamado es el mismo llamado externo hecho ‘eficaz’ en el corazón de los hombres.  Sucede por medio de la obra regeneradora del Espíritu Santo.  En el libro de Hechos capitulo 16 leemos la historia de una mujer llamada Lidia la cual “Dios abrió su corazón para que atendiera las palabras que Pablo hablaba”.  Ciertamente sin la intervención divina abriendo el corazón de las personas, nadie vendría a Cristo.  Es Dios quién interviene y el Apóstol Pablo nos dice “Dios alumbró nuestros corazones” (2 Corintios 4).  Este llamado siempre viene al pecador por medio de la Palabra de Dios, la cual es aplicada infaliblemente por medio de la operación del Espíritu Santo (1 Corintios 1:23, 24).  Es un llamado poderoso y es siempre efectivo para salvación (Hechos 13:48) Una vez el corazón del hombre ha sido cambiado de piedra a un corazón de carne y una vez el corazón incircunciso ha sido circuncidado por el Espíritu de Dios, ENTONCES el llamamiento de Dios pasa a ser de 'resistible' a 'irresistible".

Este llamado es un llamado a la comunión con Jesucristo ( 1 Corintios 1:9), para heredar bendición (1 Pedro 8:9), a libertad (Gálatas 6:18), a paz (1 Corintios 7:15); a santidad (1 Tesalonicenses 4:7); a una esperanza (Efesios 4:4), a vida eterna (1 Timoteo 6:12), y al reino y la gloria de Dios (1 Tesalonicenses 2:12).  Gracias le damos a Dios por su misericordia habiéndonos llamado con “llamamiento santo” para que entremos a la comunión con el por medio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  En el próximo estudio escudriñaremos la Biblia para exponer como es que los “llamados de Dios” permanecen y perseveran en la fe y la Gracia de Dios para que el plan de Dios sea cumplido a cabalidad.